El 8 de julio se celebra el 21º «Día Mundial de la Alergia». El clima cálido y húmedo del verano suele agravar las enfermedades alérgicas, especialmente en personas con afecciones cutáneas de este tipo. Los expertos recomiendan a los pacientes identificar y evitar alérgenos, mantener una dieta ligera, seguir una rutina regular y regular su sistema inmunológico.
Las alergias, también conocidas como reacciones de hipersensibilidad, se refieren a respuestas inmunitarias anormales y excesivas. No indican una inmunidad fuerte, sino un desequilibrio en la función inmunológica, lo que provoca un mecanismo de defensa hiperactivo contra sustancias externas.
Las sustancias externas suelen ingresar al cuerpo a través de la cavidad nasal-tráquea-bronquios (partículas en el aire), boca-esófago-tracto gastrointestinal (sustancias ingeridas) o contacto con la piel. Los alérgenos inhalados principalmente desencadenan asma y rinitis alérgica, los ingeridos causan alergias alimentarias o medicamentosas, y el contacto cutáneo provoca afecciones como urticaria y dermatitis alérgica.
Los expertos advierten que la piel, al ser el órgano más grande y la primera línea de defensa del cuerpo, es muy susceptible a reacciones alérgicas. Las altas temperaturas, humedad, fuerte exposición UV y mayor actividad de insectos en verano aumentan el riesgo de afecciones cutáneas alérgicas.
Entre las afecciones cutáneas alérgicas comunes destacan la urticaria, el eccema y la dermatitis atópica. La urticaria, un trastorno frecuente, se caracteriza por ronchas con picazón bien definidas que suelen desaparecer en horas o días sin dejar rastro. En casos graves, puede causar hinchazón de garganta o incluso asfixia.
El eccema es una inflamación cutánea desencadenada por diversos factores internos y externos, a menudo vinculada a predisposición genética. El estrés, fatiga y cambios ambientales pueden empeorar los síntomas.
La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica y recurrente asociada a alergias genéticas, frecuentemente acompañada de otras condiciones como rinitis alérgica, asma o alergias alimentarias.
La prevención es crucial para quienes tienen antecedentes alérgicos. Identificar y evitar alérgenos, junto con ejercicio regular y un estilo de vida equilibrado, ayuda a regular la inmunidad y reducir reacciones alérgicas.
Los expertos recomiendan evitar las horas pico de sol, usar sombreros o sombrillas al aire libre, minimizar la exposición prolongada en áreas con hierba o bosques para prevenir picaduras, y secar bien la piel después del contacto con agua.
Las reacciones alérgicas graves pueden provocar síntomas potencialmente mortales como opresión en el pecho, obstrucción de garganta o pérdida de conciencia. En estos casos, es esencial buscar atención médica inmediata.