Si se implementa correctamente, la APP no solo ayuda al Estado a reducir las cargas presupuestarias, sino que también aporta beneficios muy concretos a la población: proyectos más rápidos, mejor calidad y menos despilfarro.
El Estado establece el interés público y los estándares en los proyectos APP
Al conceder más autoridad a los inversores privados en los proyectos, el desafío central de la política pública no es elegir entre control o desregulación, sino diseñar el mecanismo correcto de reparto de roles.
El Estado no puede hacer el trabajo de las empresas, pero tampoco puede quedarse al margen.
El enfoque adecuado es que el Estado se centre en establecer el interés público, los objetivos finales y los estándares obligatorios, mientras que a las empresas se les otorga plena autoridad para elegir los métodos óptimos para alcanzar esos objetivos.
El Estado no debe intervenir, no necesita dar instrucciones detalladas ni microgestionar.
En principio, las responsabilidades y autoridades deben quedar claramente establecidas desde el principio. Los contratos de cooperación en inversión en infraestructuras, especialmente los modelos de Asociación Público-Privada (APP), necesitan definir claramente indicadores de resultado como el progreso, la calidad, la disponibilidad operativa y los estándares de servicio… en lugar de profundizar demasiado en controlar cada partida técnica o costo.
El mecanismo de supervisión también debe basarse en resultados, con puntos de control transparentes e independientes, y estrechamente vinculado a mecanismos de recompensa y sanción suficientemente sólidos. Si una empresa hace las cosas correctamente y bien, debe beneficiarse; a la inversa, si hay retrasos o incumplimiento de estándares, las sanciones deben ser claras y suficientemente disuasorias.
Simultáneamente, para proteger el interés público, el Estado necesita mantener el papel de árbitro objetivo. Las cuestiones relacionadas con ajustes de precios, tarifas, extensiones de contrato o cambios de alcance deben manejarse según los principios acordados desde el principio, con un mecanismo de resolución de disputas transparente y predecible.
Desde la perspectiva de las empresas, al participar en proyectos de infraestructura, lo que más esperan no son necesariamente reducciones fiscales preferenciales, sino un entorno político estable y confiable. Los procedimientos simplificados son necesarios para reducir los costos de tiempo y los costos de oportunidad.
Las empresas están dispuestas a aceptar los riesgos de mercado y los riesgos operativos, siempre que los riesgos relacionados con políticas, planificación o cambios en las reglas del juego se asignen razonablemente a la parte con mayor capacidad para controlar esos riesgos.
Si los riesgos se asignan al lugar correcto, las empresas pueden entonces concentrarse en lo que hacen mejor, como la gestión, la construcción y la operación eficiente.

Esperando un nuevo panorama de infraestructuras gracias a la APP
Si los sectores público y privado se coordinan de forma realmente fluida y eficaz, lo que la población y la ciudad pueden esperar es un aspecto completamente nuevo en el paisaje de infraestructuras urbanas de Ciudad Ho Chi Minh en la próxima década.
La primera y más fácilmente perceptible diferencia radica en el progreso. Si los roles están claramente definidos, los procedimientos se simplifican y la responsabilidad está ligada a los resultados, el tiempo de construcción puede acortarse significativamente, reduciendo el tema recurrente de los retrasos y sobrecostos.
Esto no solo ayuda a que la población se beneficie antes de los proyectos, sino que también reduce los costos sociales derivados de los retrasos, como la congestión, la contaminación o las interrupciones en la vida diaria y la producción.
Junto con la velocidad está un mejor control de costos. Si a las empresas se les otorga autoridad proactiva en el diseño, la selección de tecnología y la organización de la construcción, tienen el incentivo para optimizar los costos a lo largo de todo el ciclo de vida del proyecto, en lugar de centrarse solo en la fase de construcción.
Un mecanismo contractual claro, transparente y basado en resultados también ayuda a limitar la situación de ajustes repetidos del proyecto, reduciendo así el riesgo de sobrecostos como se ha visto en muchos proyectos de inversión pública anteriores.
Más importante aún, un modelo de asociación público-privada operado eficazmente también puede contribuir a mejorar la competitividad y la capacidad de gobernanza de las empresas vietnamitas. Al participar en proyectos de infraestructura a gran escala, las empresas tienen la oportunidad de acumular experiencia en la gestión de proyectos complejos, dominar la tecnología, los estándares técnicos y los métodos modernos de gestión financiera, especialmente la oportunidad de acumular capital.
Para Ciudad Ho Chi Minh, el mayor beneficio radica en que las infraestructuras no solo se construyan más rápido, sino que también se integren y operen de manera más eficiente. Transporte,