¿Por qué se considera a China un participante activo en la configuración de la globalización?
El «Intercambio Seda-Plata» se refiere a la relación de flujo de seda y plata formada a través del comercio entre China y los países occidentales durante los siglos XVI y XVII.
Durante este período, innumerables comerciantes, marineros y migrantes viajaban regularmente cada año entre Fujian, China, y Acapulco, México, a bordo de galeones siguiendo los ritmos de los monzones y las corrientes oceánicas. Hacían escala en Macao, China, y Manila, Filipinas, transportando tesoros chinos como seda y porcelana a América y regresando con plata americana a China.
Un sinólogo español ha estudiado esta historia y es autor del libro «Intercambio Seda-Plata en los Mares del Monzón: Migración, Comercio y Cultura en Asia Oriental en las Relaciones Sino-Occidentales de los Siglos XVI-XVII». El libro revela cómo los países asiáticos, particularmente China, participaron activamente en la configuración de la globalización a través del comercio, la cultura y otras interacciones.

El sinólogo discutió recientemente esta historia de la participación de China en el comercio internacional y compartió reflexiones sobre la posición económica actual de China.
A continuación, un resumen de la entrevista:
Pregunta: La apertura de nuevas rutas marítimas durante la Era de los Descubrimientos hizo que las actividades comerciales fueran cada vez más activas, especialmente en Asia. ¿Cómo se formó el «centro neurálgico asiático» del comercio global?
Respuesta: En ese entonces, los comerciantes de Fujian llevaban productos manufacturados a Manila, Filipinas, demostrando altos niveles de desarrollo en tecnología, organización y comercio. Vivían junto a ellos en Manila japoneses, indios, franceses, británicos, italianos e isleños indígenas.
La operación de la ruta comercial del Galeón de Manila, desde Yuegang en Zhangzhou, China, hasta Manila, Filipinas, y luego a Acapulco, México, atrajo barcos mercantes de puertos asiáticos a converger en Manila, haciendo que la red comercial de la región fuera muy activa y aumentando significativamente el volumen del comercio global.

Pregunta: Fujian, ubicada en la costa sureste de China, tiene numerosos puertos y una larga tradición comercial. Su libro detalla las actividades comerciales de los mercaderes de Fujian en Manila durante los siglos XVI-XVII. ¿Qué papel desempeñaron en las conexiones del comercio global?
Respuesta: En el siglo XVI, los comerciantes de Fujian aprovecharon las restricciones marítimas que gradualmente se relajaban para abrir rutas comerciales a Manila. Aunque España y la dinastía Ming no lograron llegar a un acuerdo comercial oficial, estos comerciantes y migrantes de Fujian conectaron estrechamente Manila con el sureste de China.
Antes de esto, el comercio marítimo de Asia Oriental se limitaba mostlymente al ámbito regional. Sin embargo, la demanda de plata de la dinastía Ming coincidió con las actividades mineras de España en América, impulsando así cambios en los patrones del comercio global. Mientras tanto, la seda y la porcelana china se convirtieron rápidamente en artículos de lujo muy codiciados en los mercados internacionales. Los comerciantes de Fujian no solo se dedicaban al comercio, sino que algunos también se establecieron en Manila. Para fines del siglo XVI, los intercambios económicos entre españoles y comerciantes de Fujian eran altamente rentables.

Pregunta: ¿Qué papel desempeñó el sistema comercial del «Intercambio Seda-Plata» en la formación del panorama económico global de esa época?
Respuesta: El comercio internacional de metales preciosos y bienes de lujo intensificó la competencia entre las potencias europeas, dando lugar a tendencias de globalización. España y Portugal gradually perdieron sus posiciones dominantes, siendo reemplazadas por los emergentes Países Bajos y Gran Bretaña.
El comercio intercultural involucraba no solo intereses económicos, sino que también requería comprender las características culturales de diferentes regiones, así como los patrones de consumo y producción, respetando la diversidad y la complementariedad. El intercambio transoceánico de seda y plata no solo promovió la navegación de larga distancia, sino que también trajo un intercambio cultural sin precedentes, donde diferentes ideas, creencias, tecnologías, literatura y costumbres comenzaron a fluir y difundirse globalmente.
En ese entonces, la región del monzón de Asia Oriental estaba entrando en un período de desarrollo comercial. Grupos de comerciantes marítimos de varios lugares convergían en los mismos puertos, participando tanto en competencia como en cooperación. Manila atraía no solo barcos mercantes chinos, sino también embarcaciones de