Shanghái, 3 de julio – Zhang Lei (seudónimo), un paciente de 37 años con hipertensión, sufrió una hemorragia troncoencefálica de 15 ml, lo que puso su vida en grave peligro. Especialistas de Shanghái realizaron una cirugía de precisión para evacuar el hematoma, protegiendo al máximo las fibras nerviosas. Tras un mes de tratamiento, ocurrió un milagro: Zhang recuperó el habla fluida, la capacidad de alimentarse por sí mismo, restauró la fuerza muscular de sus extremidades a un nivel casi normal (grado 4) y controló por completo la micción y defecación. Este desenlace contradice el pronóstico médico típico: «Una hemorragia troncoencefálica de 15 ml suele provocar la muerte o una discapacidad grave».
El tronco del encéfalo, compuesto por el bulbo raquídeo, la protuberancia y el mesencéfalo, suele denominarse el «centro de control vital» del organismo. Debido a su ubicación central, incluso una pequeña hemorragia (<5 ml) puede causar parálisis facial o visión doble, además del riesgo de paro respiratorio por edema. Una hemorragia moderada (5-10 ml) se considera de alto riesgo, provoca confusión y dificultad para tragar, y a menudo requiere soporte ventilatorio. Cuando el volumen supera los 10 ml, la mortalidad aumenta al 70-90 %, y los supervivientes suelen quedar en estado vegetativo.
«Desde el punto de vista médico, una hemorragia troncoencefálica de más de 10 ml es prácticamente una ‘sentencia de muerte'», explicó un especialista del Hospital Cerebral Donglei de Shanghái. «Nuestro objetivo era claro: evacuar el hematoma y aliviar la presión sobre el tronco encefálico».
La cirugía del tronco encefálico ha sido considerada durante mucho tiempo una zona prohibida en neurocirugía. Cada milímetro de avance quirúrgico conlleva un riesgo catastrófico: paro respiratorio, parálisis permanente o estado vegetativo. Operar aquí es como «desactivar una bomba sobre la cuerda floja».
El equipo médico optó por un abordaje transvelar medular dorsal, accediendo a la cavidad del hematoma desde el punto más cercano para minimizar daños. «El hematoma se ubicaba en lo profundo del tronco encefálico, rodeado de ‘líneas de alto voltaje’ neuronales cruciales. Los abordajes tradicionales conllevan el riesgo de cruzar zonas funcionales vitales, lo que aumenta la probabilidad de daño secundario», señaló el especialista. «En hemorragias del tronco, seguimos vías quirúrgicas seguras, eligiendo el punto más próximo al hematoma para minimizar el trauma».
«Determinamos que la hemorragia de Zhang fue causada por hipertensión no controlada. Una presión arterial irregular y prolongada debilita las paredes arteriales, reduce su elasticidad y forma microaneurismas en vasos pequeños. Baja alta presión, estos vasos pueden romperse», añadió el especialista.
Zhang admitió que padecía hipertensión desde hacía seis meses, pero solo tomaba medicación ocasionalmente y rara vez se controlaba la presión. «La hipertensión no controlada convierte los vasos sanguíneos en ‘tuberías frágiles’, propensas a romperse ante picos de presión. ¡La medicación constante es crucial para los hipertensos!», enfatizó el especialista.
La dieta moderna, alta en azúcar, sal y grasa, junto con un estilo de vida irregular (nocturnidad, tabaquismo, alcohol) y mayor estrés, está provocando que la hipertensión aparezca en más jóvenes. Los expertos subrayan: los pacientes diagnosticados deben medicarse regularmente, nunca alterar dosis sin supervisión, controlar la presión a diario, evitar extremos emocionales (especialmente enfados repentinos) y abstenerse de contener la respiración o hacer esfuerzos intensos. Personas de alto riesgo (fumadores/bebedores de largo historial, antecedentes familiares de enfermedad cerebrovascular) deben realizarse anualmente una resonancia magnética cerebral y una angiorresonancia (ARM) para detectar riesgos ocultos de ictus (aneurismas, estenosis arterial, etc.).