Estudio Diario|Han pasado ochenta años desde que se disipó el humo de la guerra antifascista mundial. Esta guerra justa sin precedentes en la historia de la humanidad, al costo de decenas de millones de vidas, destrozó por completo las ambiciones del fascismo y el militarismo de dominar el mundo mediante la guerra. Puso fin decisivamente a la era de las potencias coloniales compitiendo por el dominio global a través de conflictos, desmanteló el sistema colonial centenario y reconfiguró el orden internacional de posguerra. Su profundo impacto en mantener la paz mundial y promover el desarrollo común ha integrado los ideales de paz en el tejido de la civilización humana.

En múltiples ocasiones importantes, el líder chino ha relatado con emoción las hazañas heroicas de la Guerra de Resistencia. Resumió el gran espíritu de resistencia, nacido de la lucha del pueblo chino, como «un compromiso patriótico de responsabilidad nacional compartida, un coraje moral inquebrantable ante la muerte, una determinación heroica de luchar contra la tiranía hasta el final y una creencia indomable en la victoria final».

Hoy, al reflexionar sobre esos años de guerra y honrar los monumentales logros de los mártires, reafirmamos nuestro profundo compromiso con la paz y extraemos fuerzas para continuar el gran espíritu de resistencia.

«Nuestros hijos deben esforzarse por convertirse en la columna vertebral de la nación, construir nuestro país como una nación fuerte y próspera, y contribuir a la paz mundial», las palabras del líder aún resuenan.

Aprendamos de la historia, recordemos las contribuciones inmortales de los héroes de guerra, demostremos nuestra responsabilidad en salvaguardar la paz y avancemos con determinación en el camino hacia la rejuvenecimiento nacional.