«¿Conseguiste entradas?» parece haberse convertido en el saludo de moda. Este verano, desde las praderas de Zhangbei hasta los cielos estrellados de Dunhuang, desde los balcones de estilo ruso en Harbin hasta las playas de la isla Dong’ao en Zhuhai… El turismo impulsado por espectáculos, especialmente festivales de música y conciertos, atrae a cada vez más viajeros dispuestos a recorrer grandes distancias. Las melodías cautivadoras no solo resuenan con el público, sino que también «despiertan» el mercado cultural y turístico estival.
¿Por qué el mercado de espectáculos veraniego está en auge? Detrás hay un aumento de viajes entre jóvenes. Según el «Análisis de tendencias 2024 del mercado de grandes espectáculos comerciales» de la Asociación China de la Industria Musical, el 36.2% de los asistentes a festivales tiene entre 18–24 años. Principalmente estudiantes, llenan sus agendas con conciertos, viajando a nuevas ciudades solo por un evento. Con tiempo libre en vacaciones, persiguen pasiones y sueños.
¿Qué atrae a los jóvenes? Quizá su deseo de escapar de destinos turísticos convencionales y buscar liberación emocional. Bajo cielos abiertos y en grandes escenarios, ondean luces al ritmo de la música, dejándose llevar. Inmersos en este ambiente, la satisfacción espiritual es irresistible.
El encanto también está en su fusión con elementos culturales como el patrimonio inmaterial, mezclando tradición y modernidad. En el Festival de Primavera de Shanghai, el concierto «Melodías del Sur · Colores Nacionales» usó IA para transformar partituras antiguas de Nanyin en totems visuales, recreando arquitectura histórica de Fujian con hologramas. En Jinhua, patrones rítmicos de la ópera Wu se integraron en loops de música electrónica, creando productos musicales digitales con identidad regional. ¿A quién no le gusta esta innovación?
Los festivales también incorporan sabores locales, enriqueciendo el ocio urbano. En el Jiangwanli Music Festival de Shanghai, el «Mercado Tipsy» ofrecía cervezas artesanales y productos creativos, atrayendo a trabajadores. En Guiyang, el «Meet Blueberry Music Festival» sirvió decenas de snacks y bebidas típicas de Guizhou, deleitando tanto paladares como oídos.
Hoy, el turismo cultural ha pasado de ser «guiado por recursos» a «guiado por emociones». Transformar el ADN cultural en símbolos emocionales tangibles es clave para romper la homogeneización. Cuando los murales de Dunhuang se vuelven accesibles mediante VR, o las melodías de Lusheng alrededor de fogatas se viralizan en redes, vemos no solo nuevos escenarios de consumo, sino también el renacer creativo del patrimonio en la era digital.
En Nanning, el concierto de Jay Chou atrajo a 140,000 visitantes externos, inyectando 1.263 mil millones de yuanes en la economía local. En Chengdu, las reservas hoteleras aumentaron un 140% durante el concierto de Jacky Cheung… El efecto multiplicador del consumo cultural hace que las ciudades apuesten por este modelo. Hainan ofrece descuentos en atracciones para asistentes a conciertos, mientras Xiamen integra espectáculos con compras duty-free y subsidios de transporte. Este modelo «espectáculo + turismo + consumo» convierte los eventos culturales en catalizadores económicos.
Cuando los escenarios se convierten en laboratorios de patrimonio vivo, y las olas de conciertos activan genes culturales, vemos más que crecimiento económico. Con la expansión tecnológica y modelos «cultura+», el patrimonio inmaterial liberará mayores efectos multiplicadores en la economía digital, permitiendo que las raíces culturales crezcan más fuertes en este fértil suelo económico.