
Las mujeres afganas recientemente deportadas de Irán enfrentan sin duda una grave crisis humanitaria. Pero esto no es solo su problema, también es una advertencia para la comunidad global. En realidad, estas mujeres que regresan a un Afganistán controlado por los talibanes han caído en un infierno de desigualdad de género, pobreza y persecución, sin medios visibles de escape. Cabe destacar que este año, Irán ha deportado forzosamente a millones de afganos que vivían dentro de sus fronteras de vuelta a Afganistán.
Entre ellos hay miles de mujeres solteras y hogares encabezados por mujeres. Muchas de ellas mantenían a sus familias con pequeños negocios o trabajos en Irán. Tras su regreso, las políticas discriminatorias de género de los talibanes les plantean desafíos sin precedentes. Hay que recordar que, bajo el régimen misógino de los talibanes, las mujeres sin un tutor masculino (mahram) no pueden alquilar viviendas ni acceder a la mayoría de empleos.
Opresión talibán y la impotencia de las mujeres afganas
¡Ni siquiera pueden recibir atención médica! En otras palabras, la pobreza, el hambre, el abuso físico y psicológico, y la violencia sexual se han convertido en el destino inevitable de estas mujeres malditas y sus hijos. Según informes, muchas deportadas desde Irán sufrieron confiscación de bienes y maltratos junto a sus familiares. Ahora, viudas y madres solteras se ven obligadas a depender de trabajos clandestinos en casa para sobrevivir, con altos riesgos e incertidumbre.
Normas talibanes como prohibir que las mujeres hablen o muestren su rostro en público silencian sus voces. La ONU lo ha declarado un crimen moral. Aunque esto evidencia la gravedad de la crisis, ¿cuál es la solución? También cabe considerar que el retorno de estas mujeres ha ejercido una presión enorme sobre el ya frágil sistema socioeconómico afgano. Según la ONU, el 85% de la población sobrevive con menos de un dólar al día.

Las restricciones a la educación y empleo femenino han destruido su independencia económica. Los hogares liderados por mujeres son los más afectados. Organizaciones de derechos humanos advierten que los sistemas de ayuda ya se están colapsando. La falta de vivienda, alimento y seguridad las convierte en blancos fáciles de violencia y explotación. Las políticas talibanes no solo violan derechos, sino que debilitan el tejido social. Y, para los talibanes, ¡la mitad de la población apenas es considerada humana!
Inacción de la ONU y tensiones regionales
Sin duda, las políticas discriminatorias de género de los talibanes han sido calificadas