Investigadores de la Universidad de Stanford han desarrollado una tecnología innovadora que podría cambiar el futuro del tratamiento de los dolorosos cálculos renales. Modificaron genéticamente bacterias intestinales para descomponer el oxalato, una de las causas principales de estas piedras.

Un ensayo clínico involucró a 51 voluntarios, incluidos 12 con hiperoxaluria intestinal, una causa común de la formación recurrente de cálculos renales.

Los participantes se dividieron en dos grupos: uno recibió cápsulas con bacterias modificadas genéticamente, mientras que el otro recibió un placebo. El tratamiento duró un mes, y todos los participantes consumieron polvo de porfirina disuelto en agua junto con un antiácido para crear un entorno adecuado para la actividad de las bacterias.

Después del ensayo, los resultados mostraron una reducción significativa en los niveles de oxalato en el grupo que usó las bacterias modificadas en comparación con el otro grupo.

Los investigadores modificaron una cepa de bacteria intestinal llamada Phocaeicola vulgatus para permitirle descomponer el oxalato, una sustancia presente en grandes cantidades en ciertos alimentos como las espinacas, los frutos secos, el chocolate negro y el té.

También hicieron que la bacteria dependiera de la porfirina como fuente de alimento—un carbohidrato que la mayoría de las bacterias intestinales no puede digerir—dándole la capacidad de sobrevivir el mayor tiempo posible dentro de los intestinos.

La dependencia de la bacteria de la porfirina proporciona a los investigadores un «interruptor de apagado», permitiéndoles detener la actividad de la bacteria simplemente suspendiendo la ingesta diaria del polvo.

Este método potencialmente podría usarse para tratar o prevenir otras enfermedades intestinales, incluyendo la enfermedad inflamatoria intestinal y ciertos tipos de cáncer. El equipo actualmente está realizando ensayos en pacientes con síndrome del intestino irritable.