El programa de Comidas Nutritivas Gratuitas (MBG) está actualmente en el punto de mira público. La gran asignación presupuestaria, que alcanza cientos de billones, ha desatado un intenso debate, que va desde acusaciones de populismo hasta preocupaciones sobre la gobernanza.

Se argumenta que este debate a menudo olvida el aspecto más fundamental, a saber, que el MBG es parte de una estrategia de defensa a largo plazo.

Según esta visión, no importa lo bueno que sea el plan de estudios, lo sofisticado que sea el armamento o lo magníficas que sean las bases militares, todo es frágil si la próxima generación crece desnutrida. Los niños que carecen de nutrición no solo tienen dificultades para absorber conocimientos, sino que se convierten en recursos humanos débiles, tanto física como cognitivamente.

«A largo plazo, esto significa que Indonesia pierde su reserva de fuerza nacional, tanto en el ámbito civil como militar», se explicó.

Se citan una serie de estudios internacionales que confirman la importancia de la intervención nutricional temprana. Un estudio de Nature (2023) muestra que la intervención nutricional a una edad temprana puede mejorar significativamente las puntuaciones cognitivas.

Datos de UNICEF (2023) afirman que los niños desnutridos faltan a la escuela con más frecuencia, tienen un rendimiento más bajo y una productividad disminuida en la edad adulta. Nutrition Reviews (2014) encontró que las deficiencias de hierro y yodo están directamente relacionadas con la disminución de la concentración, la memoria y el rendimiento académico.

«La educación sin nutrición es como un avión de combate sin combustible. No funcionará de manera óptima, e incluso podría detenerse por completo», se enfatizó.

Desde una perspectiva de gestión de la defensa, el MBG entra en la categoría de defensa no militar. La defensa, se argumenta, no es solo cuestión de armas, tanques y aviones de combate, sino también de la resiliencia humana.

«El concepto de defensa total afirma que el pueblo es el componente más vital de la defensa. Una nación cuya generación joven es sana, inteligente y bien nutrida estará mejor preparada para construir fuerza en investigación, tecnología y la industria de defensa», se dijo.

Por el contrario, si una generación crece desnutrida, Indonesia solo se convertirá en un «espectador» en el escenario global, tanto en los sectores económico como de defensa. Por lo tanto, se enfatizó, detener el MBG equivale a debilitar los cimientos de la defensa de la nación desde sus raíces.

Sin embargo, se reconoce que las críticas siguen siendo necesarias, especialmente con respecto a la gobernanza. «Los riesgos de populismo, el potencial de corrupción o el desperdicio presupuestario son preocupaciones legítimas. Pero las críticas deberían dirigirse a mejorar la gobernanza, no a detener el programa», se afirmó.

Se mencionan varios aspectos que deben mantenerse estrictamente: a saber, la transparencia presupuestaria, para que el público sepa a dónde se asignan los fondos; la calidad de los menús nutritivos equilibrados, con el cumplimiento de micronutrientes importantes como hierro, yodo, zinc y omega-3; la distribución equitativa, especialmente hacia las regiones menos desarrolladas; y la supervisión pública, para evitar que el programa sea desviado hacia intereses políticos a corto plazo. «Podemos tener diferentes puntos de vista políticos, pero el tema de la nutrición infantil debería ser un consenso nacional», se subrayó.

Se concluyó enfatizando que el MBG no es simplemente un «programa de lonchera», sino una inversión estratégica a largo plazo.

«En esta era de competencia global, la defensa nacional no es suficiente solo con armas modernas. Necesitamos una población sana, capaz e inteligente. En resumen, la resiliencia nacional comienza en las mesas de nuestros hijos», se declaró.